VIERNES, 18 de septiembre de 2020 - ORACIÓN de la MAÑANA 4º, 5º y 6º Ed. PRIMARIA

 18  de septiembre de 2020

ORACIÓN DE LA MAÑANA

¡Buenos días a todos!

Iniciamos este viernes poniendo nuestro día en la presencia del Señor.
Me sereno, hago silencio por dentro y por fuera, no permitas que nada ni nadie te distraiga en este momento tan importante.
Deja tu cuerpo cada vez más quieto. Siéntate correctamente,  espalda recta,  pies tocando el suelo, enraizados con nuestro planeta que es regalo de Dios.
Cierra tus ojos, y pon toda tu atención en la respiración.
Ahora, que nos encontramos tranquilos y serenos, comenzamos nuestra oración:

EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO…

Hoy traemos a nuestra oración un pequeño cuento… Escucha atentamente.

Había dos piedrecitas que vivían en medio de otras en el lecho de un torrente. Se distinguían de las demás porque eran de un intenso color azul. Cuando les daba el sol, brillaban como dos pedacitos de cielo caídos al agua. A ellas les gustaba pensar en qué se convertirían cuando alguien las descubriera:

—Acabaremos en la corona de una reina, decía la una a la otra.

Un día por fin fueron recogidas por una mano humana. Varios días estuvieron sofocándose en diversas cajas, hasta que alguien las tomó y oprimió contra una pared, igual que otras, introduciéndolas en un lecho de cemento pegajoso, lloraron, suplicaron, insultaron, amenazaron, pero unos golpes de martillo las hundieron todavía más en aquel cemento. A partir de entonces sólo pensaban en huir.

Trabaron amistad con un hilo de agua que de cuando en cuando corría por encima de ellas y le decían:

—Fíltrate por debajo de nosotras y arráncanos de esta maldita pared.
Así lo hizo el hilo de agua y al cabo de unos años las piedrecitas ya bailaban un poco en su lecho. Finalmente, en una noche húmeda las dos piedrecitas cayeron al suelo y echaron una mirada a lo que había sido su prisión.
La luz de la luna iluminaba un espléndido mosaico.
Miles de piedrecitas de oro y de colores formaban la figura de Cristo. Pero en el rostro del Señor había algo raro, estaba ciego. Sus ojos carecían de pupilas.
Las dos piedrecitas comprendieron. Eran ellas las pupilas de Cristo.
Por la mañana un sacristán distraído tropezó con algo extraño en el suelo. En la penumbra pasó la escoba y las echó al cubo de la basura.

REFLEXIÓN

Lleva a tu corazón las emociones, pensamientos y sentimientos que te ha generado el escuchar el cuento…

Dios tiene un sueño para cada uno de nosotros, Dios nos ha dotado a cada uno de nosotros de una serie de dones y carismas únicos y propios. Esos regalos son para beneficio propio, pero también y, sobre todo, para cumplir con el sueño de Dios para nosotros.

¿A qué te llama Dios cada día de este nuevo curso? ¿Sientes que tu existencia es un regalo de Dios para los demás?

Que hoy María, nuestra madre del Cielo, que en el cole recibe la advocación de Nuestra Señora de Loreto, nos ayude a descubrir cuál es el sueño que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Por eso, imploramos su ayuda y le rezamos: Dios te Salve María…

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