ORACIÓN DE LA MAÑANA (3º - 6º EP) - 18 DE OCTUBRE
¡Buenos días!
Nos
serenamos, hacemos silencio por dentro y por fuera, no permitas que nada ni
nadie te distraiga en este momento tan importante.
Vamos
dejando nuestro cuerpo cada vez más quieto. Nos sentamos correctamente, nuestra
espalda recta, los pies tocando el suelo, enraizados con nuestro planeta que es
regalo de Dios.
Cerramos
nuestros ojos, y ponemos toda nuestra atención en la respiración… Cogemos aire,
lo soltamos despacito… (3 veces)
Cae
en la cuenta de que Dios está contigo, escuchando lo que hoy le quieres decir y
esperando que también lo escuches a Él.
Y
ahora, que nos encontramos tranquilos y serenos, podemos comenzar nuestra
oración de la mañana:
EN
EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO…
Hoy
comenzamos el día con una lectura del evangelio según San Lucas:
En aquel tiempo, designó el
Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los
pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es
abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros
a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de
lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar
a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a
esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra
paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo
que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si
entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los
enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de
Dios."»
Todos tenemos una misión en
esta vida; para algunos es fácil realizarla y otros pasan por diferentes
caminos antes de encontrarla.
A veces, nos fijamos en
cosas que creemos que dan la felicidad y no buscamos el silencio y la sencillez
para poder observar lo que verdaderamente merece la pena.
Señor, te pedimos que nos
ayudes a encontrar el silencio en la realidad que nos rodea y así descubrir
cuál es nuestro camino y cómo recorrerlo hasta el final.
Terminamos
nuestra oración rezando todos juntos… PADRE NUESTRO, QUE ESTÁS EN EL CIELO.
Beato
Marcelo Spínola, acompáñanos en nuestro caminar.
María,
Virgen de Loreto, llévanos a Jesús.
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