ORACIÓN DE LA MAÑANA (ESO Y BTO) - 7 DE ABRIL

Empezamos nuestra oración haciendo silencio por dentro y por fuera, que nada ni nadie nos distraiga en este momento tan importante.

Vamos dejando nuestro cuerpo cada vez más quieto. Nos sentamos correctamente, nuestra espalda recta, los pies tocando el suelo, enraizados con nuestro planeta que es regalo de Dios.


Cerramos nuestros ojos, y ponemos toda nuestra atención en la respiración… Cogemos aire, lo soltamos despacito… (3 veces).


EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO…


Comenzamos la mañana escuchando el evangelio de San Juan de ayer domingo:


En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:

«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:

«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».

Ella contestó:

«Ninguno, Señor».

Jesús dijo:

«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».


Una mujer sorprendida en adulterio es utilizada como pretexto para poner a prueba a Jesús y su interpretación de la ley. Los escribas y fariseos no parecen capaces de captar lo que sucede, insisten en interrogarle. Sus corazones no imaginan un Dios que no interviene ante el pecador, que prefiere no condenar.

Jesús nos invita a recuperar una mirada llena de esperanza y aprender a mirar la realidad no sólo a partir de lo que ha sido, sino de lo que podría ser.


¿Condenas a los demás sin ver que tú también te equivocas?


Le pedimos hoy al Señor que sepamos aceptar esa mirada de esperanza que no juzga sino que acoge.


Pedimos también por nuestros compañeros que hoy cumplen años.


Terminamos la oración EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO…



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