ORACIÓN DE LA MAÑANA (3º A 6º EP) - 7 DE OCTUBRE DE 2025

¡Buenos días! 

Nos serenamos, hacemos silencio por dentro y por fuera, no permitas que nada ni nadie te distraiga en este momento tan importante. 

Vamos dejando nuestro cuerpo cada vez más quieto. Nos sentamos correctamente, nuestra espalda recta, los pies tocando el suelo, enraizados con nuestro planeta que es regalo de Dios. 

Cerramos nuestros ojos, y ponemos toda nuestra atención en la respiración… Cogemos aire, lo soltamos despacito… (3 veces) 

Cae en la cuenta de que Dios está contigo, escuchando lo que hoy le quieres decir y esperando que también lo escuches a Él. 

Y ahora, que nos encontramos tranquilos y serenos, podemos comenzar nuestra oración de la mañana: 

EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO… 

 

Comenzamos la oración de la mañana escuchando un fragmento del evangelio según San Lucas:

     En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
     «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».

     Él le dijo:

     «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».

     El respondió:

     «“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».

     Él le dijo:

     «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».

     Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:

     «¿Y quién es mi prójimo?».

 

     Nuestro prójimo es cualquier persona que necesite ayuda, sin importar quién sea.

     Hoy, este mandamiento nos invita a ayudar en casa, a ser responsables con nuestras cosas, a apoyar a quienes nos necesitan y a tratar a los demás con respeto, empatía y solidaridad.

 

     Señor, ayúdanos a reconocer a nuestro prójimo en cada persona que encontramos en nuestro día a día. 

     Terminamos la oración rezando juntos: PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO…

 

Beato Marcelo Spínola, acompáñanos en nuestro caminar.

María, Virgen de Loreto, llévanos a Jesús.