¡Buenos días!
Nos serenamos, hacemos silencio por
dentro y por fuera, no permitas que nada ni nadie te distraiga en este momento
tan importante.
Vamos dejando nuestro cuerpo cada vez
más quieto. Nos sentamos correctamente, nuestra espalda recta, los pies tocando
el suelo, enraizados con nuestro planeta que es regalo de Dios.
Cerramos nuestros ojos, y ponemos toda
nuestra atención en la respiración… Cogemos aire, lo soltamos despacito… (3
veces)
Cae en la cuenta de que Dios está
contigo, escuchando lo que hoy le quieres decir y esperando que también lo
escuches a Él.
Y ahora, que nos encontramos tranquilos
y serenos, podemos comenzar nuestra oración de la mañana:
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL
ESPÍRITU SANTO…
Comenzamos la mañana escuchando un cuento
que se titula “Tina la tortuga y el puente de cristal”:
En un bosque lleno de árboles preciosos y
ríos brillantes, vivía Tina, una tortuga pequeña pero muy curiosa. Un día,
escuchó a los pájaros hablar de un puente mágico hecho de cristal que llevaba a
un jardín secreto lleno de flores que hablaban y frutas que brillaban.
—¡Quiero verlo! —dijo Tina emocionada.
Pero cuando llegó al puente, se detuvo. El
cristal era tan transparente que parecía que no había nada bajo sus patas.
—¿Y si me caigo? —pensó, temblando.
Justo entonces, apareció Rolo, un zorro
sabio que había cruzado el puente muchas veces.
—¿Tienes miedo, Tina? —preguntó con
amabilidad.
—Un poco… No sé si puedo confiar en que el
puente me sostenga —admitió Tina.
Rolo sonrió y dijo:
—La confianza no es saber todo con
seguridad. Es creer que algo va a salir bien, incluso cuando no puedes verlo
todo.
Entonces, Rolo caminó lentamente por el
puente, pisando con cuidado, pero sin miedo. El cristal no se rompió.
Tina respiró hondo. Recordó lo que su mamá
le decía: “Confía en ti, y en quienes quieren ayudarte.” Con paso lento,
puso una pata sobre el puente. Luego otra… y otra… y al final, ¡cruzó!
Al otro lado, el jardín secreto era aún
más hermoso de lo que imaginaba.
—¡Lo logré! —exclamó Tina feliz—. Confié…
y funcionó.
Y desde ese día, Tina nunca olvidó que
confiar en uno mismo y en los demás puede llevarte a lugares maravillosos.
ORACIÓN
Señor, queremos que nuestra fe sea grande,
aunque
a veces tengamos miedo.
Ayúdanos a confiar,
como
cuando cruzamos un puente sin ver todo lo que hay adelante.
Danos valentía para seguir caminando contigo,
porque solo así descubrimos lo hermoso que tienes preparado al otro lado.
Amén
Terminamos la oración rezando juntos: DIOS
TE SALVE MARÍA…
Beato
Marcelo Spínola, acompáñanos en nuestro caminar.
María,
Virgen de Loreto, llévanos a Jesús.
Comentarios
Publicar un comentario