ORACIÓN DE LA MAÑANA (ESO Y BTO) - 27 DE OCTUBRE
Empezamos nuestra oración haciendo silencio por dentro y por fuera, que nada ni nadie nos distraiga en este momento tan importante.
Vamos dejando nuestro cuerpo cada vez más quieto. Nos sentamos correctamente, nuestra espalda recta, los pies tocando el suelo, enraizados con nuestro planeta que es regalo de Dios.
Cerramos nuestros ojos, y ponemos toda nuestra atención en la respiración… Cogemos aire, lo soltamos despacito… (3 veces).
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO…
Comenzamos la mañana escuchando el Evangelio de San Lucas:
En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
¿Te crees mejor que tus compañeros por sacar mejores notas, ser más guapo, tener un móvil más moderno o jugar mejor al fútbol?
A veces juzgamos a los que nos rodean por lo que nosotros somos capaces de hacer. Este evangelio nos enseña la importancia de ser humildes y no juzgar al otro por lo que yo soy capaz de hacer sino por si él está haciendo las cosas lo mejor posible.
Señor, hoy te pedimos que seamos más humildes y nos fijemos menos en los demás y más en nosotros mismos.
Terminamos la oración EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO…

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