ORACIÓN DE LA MAÑANA (ESO Y BTO) - 4 DE DICIEMBRE DE 2025

¡Buenos días!

Empezamos nuestra oración haciendo silencio por dentro y por fuera, que nada ni nadie nos distraiga en este momento tan importante.

Vamos dejando nuestro cuerpo cada vez más quieto. Nos sentamos correctamente, nuestra espalda recta, los pies tocando el suelo, enraizados con nuestro planeta que es regalo de Dios.

Cerramos nuestros ojos, y ponemos toda nuestra atención en la respiración… Cogemos aire, lo soltamos despacito… (3 veces).

EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO…

 

Comenzamos la mañana escuchando este cuento:

     En un pueblo pequeño, todos se preparaban para la llegada de un gran Rey. Las familias limpiaban sus casas, colgaban adornos y dejaban las calles impecables. Pero Miguel, un chico de 15 años, pensaba de otra manera:

     —Si viene alguien tan importante, yo quiero hacer algo que realmente valga la pena —se dijo.
     En lugar de enfocarse en decorar, Miguel empezó a ayudar a quien lo necesitara. Cada día encontraba una forma distinta de servir: llevaba agua a una anciana que vivía sola, recogía flores para una vendedora que apenas podía caminar, arreglaba grietas en las aceras, pintaba paredes desgastadas, y hasta ayudaba en la cocina comunitaria cuando se preparaba la comida para la celebración.
     Cuando el Rey por fin llegó, quedó impresionado por cómo lucía el pueblo: ordenado, colorido y lleno de vida. Empezó a preguntar qué había hecho cada persona. Y todos, sin excepción, mencionaban a Miguel:
     —Miguel me ayudó con las flores.
     —Miguel arregló la acera.
     —Miguel pintó mi fachada.
     —Miguel cargó las tinajas de agua.
     —Miguel estuvo conmigo en la cocina…
     El Rey, intrigado, lo buscó entre la multitud. Cuando por fin lo encontró, le dijo:
     —De todos los regalos que he recibido hoy, el más valioso es el tuyo: No me diste algo material, sino tu tiempo, tu esfuerzo y tu corazón dispuesto a ayudar. Tú hiciste más que preparar el pueblo… lo llenaste de amor.
     Miguel se sorprendió; él solo había hecho lo que le nacía hacer. Pero las palabras del Rey le hicieron ver algo importante: a veces, los gestos más simples son los que más impactan.
     El Rey añadió:
     —Cuando alguien se entrega de verdad a los demás, ya está haciendo el mejor regalo posible.
     Desde ese día, Miguel entendió que en los momentos de espera —y en la vida en general— lo esencial no son las grandes decoraciones ni las apariencias, sino la manera en que uno se entrega a los demás con generosidad y auténtica humanidad.
 

     ¿En qué momentos has sentido que tus acciones, como las de Miguel, han contribuido a mejorar o transformar el ambiente a tu alrededor?

 

     En este cuarto día de Adviento, colocamos un nuevo propósito:

Observa las huellas del Reino de Dios a tu alrededor.

  

     Terminamos la oración EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO…

 



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